Estimado público,
Me encuentro hoy ante ustedes para presidir la ceremonia de
graduación de nuestros futuros médicos. La medicina, como todos sabemos, es una
carrera que conlleva un sinnúmero de sacrificios y un estudio perpetuo. Ser
médico, lograr este título, no es un final sino un comienzo.
Así pues, los graduados que hoy se encuentran ante ustedes
han empezado apenas su camino. La universidad fue la ruta que siguieron por un
tiempo, pero de ahora en adelante le toca a cada uno de ellos construir su
camino. Este título que hoy obtienen merecidamente es a la vez una promesa y un
compromiso de por vida. Se comprometen, al aceptarlo, a hacer buen uso de él, a
servir y ayudar a la comunidad, a utilizar sus conocimientos en provecho de la
humanidad, a seguirse formando, educando y actualizando, pues ser médico es una
elección que se hace de por vida.
Una vez señalado esto, no me queda más que felicitarlos por
el esfuerzo otorgado y por los resultados que obtienen ahora. Felicidades,
estimados graduados, por el escalón que hoy ascienden. ¡Enhorabuena!
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